El aceite de oliva es un alimento beneficioso. Su alto contenido en vitaminas A, D, K y E, ayuda a reducir el colesterol y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Estimula el crecimiento y retrasa el envejecimiento celular gracias a su efecto antioxidante, que provienen de la elevada cantidad de polifenoles.
Alto contenido en vitaminas A, D, K y E, ayuda a reducir el colesterol y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, estimula el crecimiento y retrasa el envejecimiento celular gracias a su efecto antioxidante, que provienen de la elevada cantidad de polifenoles.
Consiguen que el aceite de oliva extra virgen sea una bomba nutricional.
El aceite de oliva extra virgen es catalogado como una de las mejores grasas alimentarias para el cuerpo humano. ¿Sabes qué lo vuelve tan especial? Te contamos cuáles son los ácidos grasos insaturados que componen este delicioso y nutritivo alimento y los beneficios que aportan a tu organismo. Luego de leer no te quedarán dudas.
Los ácidos grasos insaturados son uno de los lípidos que contienen las grasas alimentarias. Son considerados como “grasas saludables” porque pueden ayudar a disminuir el colesterol LDL, y, por ende, el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Puedes encontrarlos en varios alimentos de origen vegetal y animal.
Existen 2 tipos de ácidos grasos insaturados:
El aceite de oliva tiene todos los tipos de ácidos grasos insaturados. Eso sí, las proporciones varían según el tipo de aceite. La mayor cantidad se encuentra en el aceite de oliva extra virgen:
Las altas concentraciones de ácido oleico convierten al aceite de oliva extra virgen en un aceite estable y menos propenso al enranciamiento. Por eso, es un producto ideal para cocinar o realizar frituras.
Los ácidos grasos insaturados presentes en el aceite de oliva extra virgen contribuyen, junto con otros hábitos saludables, a mejorar la salud. Algunos de los beneficios que obtienes al consumirlo, en conjunto con una alimentación balanceada, son:
Puede ayudar a reducir los niveles sanguíneos de colesterol LDL, también conocido como colesterol malo. Así mismo contribuye a aumentar las cifras de HDL o colesterol bueno. Esto ayuda a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Además de proporcionarte ácidos grasos insaturados, el aceite de oliva extra virgen contiene otras sustancias beneficiosas para el organismo. Como por ejemplo:
A tu corazón le gustan las propiedades del aceite de oliva, sobre eso no hay duda.
Se han publicado diversos estudios, como uno de la Universidad de Florida (Dahl, Tandlich y England, 2017), orientados a demostrar que este aceite tiene efectos benéficos en la salud cardiovascular. Sin embargo, no son los únicos.
Al preguntarnos para qué sirve el aceite de oliva, la respuesta es obvia: para cocinar y darle un sabor increíble a los alimentos. Lo que no salta a la vista es que detrás de ese líquido dorado hay dos tipos de propiedades:
El fortalecimiento al sistema inmunológico es una de las propiedades del aceite de oliva a la que le hace falta difusión.
Un artículo de la revista Nutrición Hospitalaria (Puertollano, Puertollano, Álvarez De Cienfuegos, et. al, 2010) detalló cómo funciona ese proceso.
Lo que sucede es que los ácidos grasos presentes en el aceite de oliva pueden producir un aumento moderado en la producción de glóbulos blancos. Es decir, de los soldados que usa el sistema inmunológico para protegerse de las infecciones (Puertollano, Puertollano, Álvarez De Cienfuegos, et. al, 2010).
Por otra parte, los polifenoles presentes en el aceite de oliva virgen extra pueden ayudar a combatir las inflamaciones. Lo anterior se explica en un artículo de la revista Nutrición Clínica en Medicina (Sánchez – Rodríguez, D Mesa, 2018).
En conclusión, agregar de forma habitual aceite de oliva a las comidas consigue tener propiedades protectoras frente a agentes infecciosos y ayuda a reducir algunos procesos inflamatorios.
Este beneficio se obtiene si la ingesta de aceite de oliva se acompaña de una dieta balanceada.
Es necesario comer frutas, verduras, cereales, lácteos, pescados y pocas carnes. Además, se recomienda consumir grasas saludables.
Tu cerebro es otro de los órganos que podría verse beneficiado con las propiedades del aceite de oliva.
La revista Nutrición Clínica en Medicina (Sánchez – Rodríguez, D Mesa, 2018) publicó que cada vez hay más evidencias que demuestran el papel protector al cerebro del aceite derivado de la oliva.
La razón es simple: la mayoría de los trastornos neurodegenerativos se caracterizan por el stress oxidativo, lo que coloquialmente podría explicarse como envejecimiento celular.
El aceite de oliva tiene un efecto antioxidante que puede evitar el envejecimiento prematuro de las células del cerebro.
Además, tiene la capacidad de eliminar algo que se llama agregados proteicos. Estos se acumulan en el tejido neuronal produciendo daño, disfunción e incluso la muerte de las neuronas.
El aceite de oliva podría funcionar como una escoba que barre esos acumulados. Consumirlo habitualmente puede ayudar a prevenir daños.
¿Sabías que hay beneficios del aceite de oliva que se producen desde antes de nacer?
Un artículo científico de la revista Invenio (Carreto, Cuerdo, Dirienzo, 2002) explicó los efectos de este aceite en los fetos cuyas madres lo consumieron durante el embarazo.
Cuando estamos en el vientre materno necesitamos vitamina E para crecer; el aceite de oliva la contiene. Por ese motivo, los hijos de madres que obtuvieron el 10% de las grasas que necesitaban del aceite de oliva podrían tener mejor desarrollo postnatal.
Esto se ve reflejado en talla, peso, comportamiento y adquisición de reflejos sicomotores.
Pero sus beneficios podrían extenderse más allá. La publicación (Carreto, Cuerdo, Dirienzo, 2002) explica que se prolongan después de la gestación. Cuando nacemos, empezamos a luchar contra el estrés oxidativo que produce respirar, las reservas de vitamina E nos ayudan a combatirlo.
Además, la vitamina E se concentra durante el embarazo en la glándula mamaria. Por lo anterior, la madre la transmite a su hijo durante la lactancia, prolongando la protección del bebé.
¿Sabías que el cerebro es el órgano con más grasa del cuerpo? Las grasas que lo componen se encuentran principalmente en su estructura y son importantes para su óptimo funcionamiento. Por ejemplo, permiten la comunicación entre neuronas (Marín, 2020).
Por eso, uno de los alimentos buenos para el cerebro que no debe faltar en tu despensa es el aceite de oliva. Sobre todo, si es extra virgen y está prensado en frío. Esto es porque aporta una mayor cantidad de polifenoles que permiten prevenir el deterioro de las neuronas.
Además, por sus propiedades, ayuda a reducir la inflamación del cerebro, a proteger la memoria y a mejorar la capacidad de aprendizaje. Así que además de consumir aceite de oliva en ayunas o en ensaladas, atrévete a incluirlo en otras preparaciones. Y, si quieres variar, come aceitunas negras, ¡también son buenas para tu salud!